Ágora nos muestra las diferentes facetas del auge de las religiones. Es decir, cómo los perseguidos se llegan a convertir en los perseguidores, tal es el caso de los cristianos.
Ante esto surge Hipatia, quien representa la negación del patriarcado y de los patriarcas cristianos: una mujer no sometida a ningún hombre, culta, reconocida matemática y astrónoma, admirada por sus discípulos que además se niega a convertirse a una religión en la que no cree, el cristianismo y a proteger el conocimiento del pueblo egipcio.
La película se desenvuelve en un escenario lleno de violencia, de lucha entre religiones: antiguo-egipcia, judía y cristiana, que era la religión del imperio romano. Además ante toda lucha estará siempre la zaga y la resistencia que con la protagonista: Hipatia, quedó marcada y aunque muere, pero sin ser apedreada, deja un legado de resistencia para su pueblo en Alejandría. Además, Ágora nos enseña cómo la aproximación al conocimiento en un espacio puede ser bien manejada en un ágora.
El mensaje de la película es claro. Es un rechazo a la actitud de la iglesia cristiana, y además nos muestra que todo lo impuesto por la fuerza nunca funcionará y mientras más y más fuerza sea impuesta, más resistencia florecerá.
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